El pronunciamiento de los obispos católicos indigna no solo por el contenido, sino por el oportunismo de haberlo difundido en los días previos al 7 D. Hablan sobre el riesgo de caer en “bandos irreconciliables”, queriéndo estar por encima del bien y del mal, cuando en realidad siempre estuvieron del mismo lado, que no es justamente el de los más débiles.
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